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Iglesia Anglicana - Creencia religiosa

IGLESIA ANGLICANA, CATOLICA, APOSTOLICA Y REFORMADA.
 
La Iglesia anglicana es la Iglesia oficial de Inglaterra. Surge con el Acta de Supremacía de 1534, que proclama al rey Enrique VIII jefe supremo de la Iglesia. No hay una doctrina específicamente anglicana: la fe que profesa es la de los Padres de la Iglesia y la de los concilios anteriores a la ruptura de 1054 entre Oriente y Occidente.
 
Subraya la supremacía de las Escrituras como único fundamento de la fe y reconoce dos sacramentos principales: bautismo y eucaristía. En la actualidad se divide en dos tendencias: la Alta Iglesia (High Church), que enfatiza el papel eclesial, ritual y sacramental, y la Baja Iglesia (Low Church) que propone una religión más íntima y personal. Ambas tendencias coinciden en lo esencial y manifiesta una fuerte vocación ecuménica, ya que sostienen diálogos con las otras iglesias cristianas como la católica romana y metodista, entre otras.
 
La Iglesia Anglicana (Episcopal, como se llama en algunos países) es una iglesia católica, apostólica y reformada, parte integral de la Iglesia fundada por Jesucristo a través de sus primeros apóstoles. Como la Iglesia Católica Romana tiene sus raíces y centro espiritual en Roma, la Iglesia Anglicana tiene sus raíces históricas en Inglaterra, aunque las dos proceden de la Iglesia fundada por Cristo en Jerusalén.
 
La Iglesia Anglicana es católica y apostólica porque sigue fiel a la doctrina y enseñanzas de los primeros apóstoles y guarda el ministerio apostólico entregado a ellos por Cristo. El Credo Niceno, los sacramentos, la Biblia entera y el ministerio apostólico aseguran la continuación y fidelidad de esta parte de la Iglesia Cristiana en la Iglesia del primer siglo.
 
Dentro de la Iglesia Católica Cristiana, la Comunión Anglicana difiere de otras comuniones en cuanto a la organización. La Iglesia Católica Romana se organiza en forma monárquica bajo el liderato absoluto del Obispo de Roma, el Papa. La Iglesia Anglicana, al contraste, tiene una forma más democrática, en la cual todos los obispos son iguales y comparten el liderato de la Iglesia bajo la dirección del Espíritu Santo, y con la participación del clero y los laicos en todas las decisiones, siendo los obispos los pastores principales y guardianes de la fe.
 
La Esencia del Anglicanismo
 
Una adaptación de la Declaración de Montreal sobre la Esencia del Anglicanismo, 1994
"En lo esencial, UNIDAD; en lo no esencial: LIBERTAD; en todas las cosas: AMOR". (Agustín, obispo de Hipona, Africa, siglo V)
 
Prefacio a la versión original en inglés:
Como miembros de la Iglesia Anglicana de Canadá,  representantes de cada provincia y
territorio del país, y como participantes en la "Conferencia Sobre lo Esencial" en Montreal, 1994,  juntos alabamos a Dios por su gracia salvadora y por el compañerismo que disfrutamos con nuestro señor y los unos con los otros,
 
Afirmamos los siguientes puntos esenciales de la fe cristiana:
 
1.   Creemos en el Dios Trino
Hay un solo Dios, que se auto reveló como tres personas, "de una sustancia, poder y eternidad", el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Por causa del evangelio rechazamos cualquier propuesta para modificar o marginar estos nombres y afirmamos su justo lugar en la oración, la liturgia y el canto de himnos. Pues el evangelio nos invita por el Espíritu Santo a compartir compañerismo eternamente con el Dios Trino, como hijos adoptados en la familia de Dios en la cual Jesucristo es a la vez Salvador y nuestro hermano.
 
(Dt. 6:4, Is . 45:5, Mt. 28:19, 2 Co.13:14, G‡. 4 :4-6, 2 Ts. 2:13-14, 1P.1:2, Jud. 20 :21
Ver Artículo I de los 39 Artículos, Libro de Oración Común)
 
2. Creemos en Dios: Creador, Redentor y Santificador
El Todopoderoso Dios Trino creó un universo que en todo sentido era bueno hasta la caída y confusión producidas por la rebelión de sus criaturas. Habiéndose introducido el pecado, Dios en amor se propuso restaurar el orden cósmico con :
- el llamamiento de un pueblo con el cual hizo un pacto, es decir, Israel.
- la venida de Jesucristo para redimirnos.
- el derramamiento del Espíritu Santo para santificarnos.
- el surgimiento y la edificación de la Iglesia para ofrecerle culto y dar testimonio en el mundo.
- la segunda venida de Cristo en gloria para hacer nuevas todas las cosas. A través de la historia el desenvolvimiento del plan de Dios se ve caracterizado por sus obras milagrosas de poder.
 
 (Gn. 1:3, Is. 40:28, 65:17, Mt. 6:10 Jn. 17:6, Hch. 17:24-26-28, 1Co. 15:28, 2 Co. 5:19, Ef. 1:11, 2 Ti.3:16, He.11:3, Ap. 21:5, Ver Artículo I)
 
3. Afirmamos que la palabra se hizo carne. Creemos en Jesucristo:
- el Hijo encarnado de Dios, nacido de la Virgen María, en vida sin pecado.
- Resucitado de los muertos corporalmente, y ahora reinando en gloria, aunque aún presente con su pueblo por el Espíritu Santo.
- El es a la vez el Jesús de la historia y el Cristo de las Escrituras.
- Es Dios con nosotros, el único mediador entre Dios y la humanidad, la fuente de la salvación y el dador de vida eterna a la iglesia universal.
 
 (Mt. 1:24,25, Mr. 15:20-37, Lc. 1 :35, Jn. 1 :14, 17:20-21, Hch. 1:9-11, 4 :12, Ro. 5:17, Fil. 2:5-6, Col.2:9, 1 Ti. 2:5-6, He. 1:2, 9 :15. Ver Artículos II-IV, el Credo de Nicea)
 
4. Creemos en Jesucristo el Único Salvador
El pecado humano es rebelión orgullosa contra la autoridad de Dios. Se expresa en nuestro rechazo a vivir en amor tanto con el creador como con sus criaturas. El pecado corrompe nuestra naturaleza y su resultado es la injusticia, la opresión, la desintegración tanto a nivel personal como social. Por lo tanto, somos culpables delante de Dios.
            - El pecado destruye la esperanza y nos conduce a un futuro sin Dios y separados de todo lo bueno.
            - El único que puede salvarnos de la culpa, de a vergüenza y del pecado es Jesucristo. Es el único que puede sacarnos del camino del pecado.
            - El arrepentimiento genuino y la fe verdadera en El, son los únicos caminos que nos llevan a la salvación.
            - Por su sacrificio propiciatorio en la cruz por nuestros pecados, Jesús venció a los poderes de la oscuridad y aseguró nuestra redención y justificación. Por su resurrección corporal, garantizó la futura resurrección y herencia eterna de todos los creyentes. Por su don regenerador del Espíritu, restaura nuestra naturaleza caída y nos renueva a su imagen.
Así que, afirmamos:
            - En cada generación, Él es el camino, la verdad y la vida para individuos, pecadores y el único arquitecto y constructor de la comunidad humana restaurada.
 
 (Jn. 14:6, Hch.1:9-11, 2:32-33, 4:12, Ro.3:22-25,1 Co.15:20-24, 2 Co.5:18-19, Fil. 2:9-11, Col. 2:13-15, 1 Ti 2:5-6, 1P.1:3-5, 1 Jn.4:14, 5:11-12. Ver artículos II-IV-XI, XV,XVIII,XXXI)
 
5. Creemos en el Espíritu de Vida, El Espíritu Santo, "el Señor, el dador de vida"
- enviado a la iglesia por el Padre y por el Hijo.
- revela la gloria de Jesucristo.
- nos transforma en el ser interior.
- nos lleva a la fe.
- nos fortalece para vivir con justicia.
- crea la comunión.
- nos da poder para el servicio.
- el Espíritu Santo transforma nuestra naturaleza humana y nos da un verdadero anticipo del cielo.
 
La unidad en amor de los cristianos y de las iglesias llenos del Espíritu Santo es señal
poderosa de la verdad del cristianismo.
 
 (Gn. 1:2, Ex. 31:2-5, Sal.51:11, Jn.3:5-6, 14:26, 15:26,16:7-11, 13,15, 1 Co.2 :4, 6 :19,   12 :4-7, 2 Co.3 :18, G‡. 4:4-6, 5:22-26, Ef.1:13-24, 5:18, 1 Ts. 5:19, 2 Ti. 3:16. Ver Art., el Credo de Nicea)
 
6. La autoridad de la Biblia
Las Escrituras canónicas del Antiguo y Nuevo Testamento son "la Palabra de Dios escrita" inspirada y autorizada, verdadera y confiable, coherente y suficiente para la salvación. "La Palabra de Dios escrita" tiene vida y es poderosa como guía divina tanto para la conducta como para la fe cristiana.
 
La fe trinitaria, cristo-céntrica, orientada hacia la redención, que se encuentra en la Biblia está encarnada en los credos ecuménicos históricos y los documentos anglicanos
fundamentales.
 
En cada época, el Espíritu Santo conduce al pueblo de Dios, la iglesia, a someterse a las Escrituras para su guía. Para ello, emplea siempre como puntos de referencia el respeto por las sanas tradiciones, el uso humilde de la razón humana y la oración.
 
La iglesia no puede constituirse en juez de las Escrituras, seleccionando y descartando entre sus enseñanzas. Las Escrituras mismas, bajo la autoridad de Cristo, juzgan a la iglesia en cuanto a su fidelidad a la verdad por El revelada.
 
(Dt. 29:29, Is.40:8, 55:11, Mt. 5 :17-18, Jn. 10:35, 14 :26, Ro. 1:16, Ef. 1:17-19, 2 Ti. 2:15, 3:14-17, 2P.1:20-21. Ver art. VI - VIII - XX).
 
7. La iglesia de Dios
Aquella sociedad sobrenatural denominada la Iglesia es:
-la familia de Dios
-el cuerpo de Cristo
-el templo del Espíritu Santo.
 
Es la comunidad de los creyentes, justificados por fe en Cristo, incorporados a la vida resucitada de Cristo y puesta bajo la autoridad de las Sagradas Escrituras como la Palabra de Cristo. La iglesia en la tierra está unida por medio de Cristo a la iglesia en el cielo en la comunión de los santos. A través del ministerio de la iglesia, es decir, de la Palabra y de los sacramentos del evangelio (el bautismo y la Santa Comunión), Dios ministra vida en Cristo a los fieles, de esta manera capacitándoles para la adoración, el testimonio y el servicio.
 
En la vida de la iglesia sólo debe sostenerse como esencial para la salvación aquello que puede comprobarse en las Escrituras. Lo no esencial no debe ser requerido de nadie como creencia, ni exigido en materia de doctrina, disciplina o culto.
 
 (Ef. 3:10-21, 5:23-27, 1 Ti.3.15, Heb.12 :1-2, 2 Ti.3.14-17. Ver Artículos XIX, XX y XXI).
 
 8. La nueva vida en Cristo
 Dios hizo a los seres humanos a su imagen divina para que pudieran glorificarse y gozarse en Él para siempre. Desde la Caída, el pecado nos ha alejado a todos de Dios y ha traído confusión a toda nuestra motivación y accionar.
 
Así como la propiciación y la justificación nos restauran a la comunión con Dios y nos perdonan el pecado, la regeneración y la santificación también nos renuevan a la imagen de Cristo, para poder vencer el pecado. Es el Espíritu Santo quien nos ayuda a llevar una vida disciplinada y a practicar las disciplinas cristianas. Nos transforma a través de las mismas, en forma creciente.
 
No nos es otorgada en este mundo la ausencia total del pecado, ni a nivel personal, ni
 en la iglesia ni en la sociedad. Los cristianos seguiremos siendo defectuosos "en pensamiento, palabra y obra" hasta ser perfeccionados en el cielo.
 
 (Gn. 1:26-28, 3, Jn. 3:5-6, 16:13, Ro. 3:23-24, 5:12, 1 Co. 12:4-7, 2 Co. 3:17-18, G‡l. 5:22-24, Ef. 2:1-5, Fil. 2:13, 2 P.3:10-13. Ver Artículos Filip. IX-XVI).
 
9. El Ministerio en la Iglesia
 
El Espíritu Santo otorga dones diferentes y distintivos a todos los cristianos con el propósito de glorificar a Dios y edificar su iglesia en la verdad y el amor. Todo cristiano recibe en su bautismo un llamado a ser un ministro, sea cual fuere su género, raza, edad, o condición socioeconómica.
 
Cada hijo de Dios debe desarrollar sus dones en la forma de servicio a la cual Dios le ha llamado y equipado.
 
Dentro del sacerdocio de todos los creyentes, honramos el ministerio de la Palabra y de los sacramentos, al cual son apartados especialmente los obispos, presbíteros y diáconos.
 
(Ro. 12 :6-8, 1 Co. 3.16, 6 :11, 12 :4-7, 27, 2Co. 5 :20, G‡l. 2.16, Ef. 4 :11-13, 1 Ti. 3 :1, 12-13, 5 :17, Heb. 2 :11, 1 P. 2 :4-5, 9-10. Ver Art. XIX, XXIII).
 
10. El culto de la iglesia
El llamado primordial de la iglesia, como de cada cristiano, es ofrecer culto, en Espíritu y en verdad, al Dios de la creación, providencia y gracia.
 
Las dimensiones esenciales del culto son la alabanza y la acción de gracias por todas las cosas buenas, la proclamación y celebración de la gloria de Dios y de Jesucristo, la oración por las necesidades humanas y por el avance del reino de Cristo, y el ofrecimiento de nosotros mismos como sacrificios vivos.
 
Todas las formas litúrgicas sean informales, escritas, musicales o ceremoniales, deben desarrollarse bajo la autoridad de las Escrituras. El Libro de Oración Común provee un patrón doctrinal fundado en la Biblia, y debe guardarse como la norma para toda alternativa litúrgica. No deberá revisarse drásticamente en el clima de confusión teológica que se encuentra en muchas partes de la iglesia contemporánea.
 
Ninguna forma de culto puede exaltar a Cristo verdaderamente ni promover una devoción verdadera hacia El, sin la presencia y el poder del Espíritu Santo. La oración para la sanidad divina, tanto espiritual como física, es un elemento bueno del culto anglicano.
 
(Jn. 4 :24, 16 :8-15, Hch. 1 :8, 2 : 42-47, Ro. 12 :1, 1Co. 11:23-26, 12 :7, 2Co. 5 :18-19, Ef. 5 :18-20, Co. 3 :16, 1 Ts. 1 :4-5, 5 :19)   Ver Artículo XXXIV
 
11. La prioridad del Evangelismo
Evangelizar significa proclamar a Jesucristo como Salvador divino, Señor y Amigo, de tal manera a invitar a la gente a acercarse a Dios por medio de El, a rendirle culto y a servirle, y a buscar el poder del Espíritu Santo para su vida de discipulado en la comunidad de la Iglesia.
 
Todo cristiano es llamado a testificar de Cristo, como señal de amor tanto a El como a sus prójimos. La tarea, que es así un tema prioritario, demanda entrenamiento personal y una constante búsqueda de métodos apropiados para lograr una comunicación persuasiva y convincente. Nosotros sembramos la semilla y esperamos que Dios envíe el fruto.
 
(Mat. 5:13-16, 28:19-20, Jn. 3:16-18, 20:21, Hch. 2:37-39, 5 :31-32, Jn.1, 1Co. 1:23, 15:2-4, 2Co.4 :5, 5:20, 1P. 3:15).
 
12. El desafío de la Misión Mundial
Sigue siendo necesario responder a la Gran Comisión de Jesucristo con un compromiso al evangelismo y al cuidado pastoral que va más allá de nuestra propia cultura. El mandato de Jesucristo de predicar el evangelio por todo el mundo, de hacer discípulos y plantar iglesias, sigue estando vigente. La misión debe caracterizarse por el servicio.
 
Cristo y su salvación deben ser proclamados en todo lugar, con sensibilidad pero enérgicamente, tanto en nuestro país como en el extranjero. La misión transcultural tiene que ser apoyada con oración, generosidad y ofrendas y enviando misioneros. La misión global involucra compañerismo e intercambio.
 
 (Mat. 28:19-20, Mr. 16:15, Lc. 10:2, Ro. 15:23-24, 1Co.2:4-5, 9:22-23, 2Co. 4:5, 8:1,4,7, Ef. 6:19-20, Fil. 2:5-7,1 Ts.1:6-8)
 
 13. El desafío a la acción social
El Evangelio constriñe a la iglesia a ser "sal” y “luz" en el mundo y a mostrar coherencia en su vida diaria y en las enseñanzas bíblicas para que se ordene correctamente la vida social, económica y política y para que haya una buena mayordomía de toda la creación.   
 
Los cristianos deben preocuparse por la causa de la justicia y por hacer actos de compasión. A pesar de que no se puede identificar ningún sistema social con el Reino de Dios, la acción social es parte integral de nuestra obediencia al evangelio.
 
 (Gn. 1 :26-28, Is. 30 :18, 58 :6-10, Am. 5 :24, Mt. 5 :13-16, 22 :37-40. 25 :31-46, Lc. 4 :17-21, Jn. 20:21, 2Co. 1 :3-4, Stg. 2 :14-26, 1Jn. 4 :16, Ap.1:5-6, 5 :9-10. Ver Art. XXXVIII)
 
14. Los patrones de la conducta sexual
Dios diseñó la sexualidad humana no sólo para la procreación sino también como una expresión gozosa del amor que se expresa en la fidelidad entre un hombre y una mujer dentro del matrimonio. Esta es la única relación sexual que la teología bíblica considera buena y santa.
 
El adulterio, la fornicación y las uniones homosexuales son intimidades contrarias al diseño y propósito de Dios. Los cristianos, que como todos, luchan contra las tentaciones sexuales, deben buscar cómo recibir y ministrar la sanidad integral que tanto necesitamos en una humanidad sexualmente lastimada. La homofobia y toda clase de hipocresía y abuso sexual son males y contra ellas los cristianos deben estar siempre en guardia.
 
La iglesia no puede rebajar los patrones divinos de conducta sexual para ninguno de sus miembros, sino más bien buscar cómo honrar a Dios apoyando esas normas tenazmente, hasta oponerse con coraje a las desviaciones de las mismas que se aceptan en la sociedad.
 
Cada congregación local tiene que buscar las maneras de responder a las necesidades específicas de amistad y comunidad que tienen los solteros.
 
 (Gn. 1 :26-28, 2 :21-24, Mt. 5 :27-32, 19:3-12, Lc. 7 :36-50, Jn. 8 :1-11, Ro. 1 :21-28, 3 :22-24, 1Co. 6 :9-11, 13-16, 7:7, Ef. 5 :3, 1 Ti.1 :8.11, 3 :2-4, 12).
 
15. La familia y el llamado al celibato
El amor, la intimidad, el crecimiento hacia la madurez, la estabilidad de la mujer, el hombre y los niños, todos reciben su orientación divina a través de la familia nuclear.
 
El divorcio, el abuso de menores, la violencia doméstica, la violación, la pornografía, el ausentismo de padres, la dominación sexista, el aborto, el concubinato y las parejas homosexuales, todos reflejan el debilitamiento del ideal de la familia.
 
Los cristianos tienen que fortalecer la vida familiar mediante la enseñanza, el entrenamiento, el apoyo activo y el trabajo a favor de las condiciones sociopolíticas que
apoyan a la familia.
 
Las familias donde hay un solo padre y las víctimas de los hogares destrozados tienen necesidades específicas a las cuales las congregaciones locales tienen que responder con sensibilidad y compasión.
 
El celibato es también digno de respeto como un don de Dios y una vocación santa. Los solteros reciben con el llamado la gracia de Dios para vivir en castidad.
 
(Sal. 119:9-11, Pr. 22:6, Mat. 5:31-32, Mr. 10:6-9, 1 Co.6:9-11, Ef. 5:21, 6:4, Col. 3:18-21, Jn. 3:14-15).
 
16. El nuevo comienzo
Juntos reafirmamos nuestra confianza en el cristianismo anglicano que se expresa en los patrones históricos de los credos ecuménicos, los Treinta y Nueve Artículos y el Libro de Oración Común.
 
El respeto por estos patrones refuerza nuestra identidad y comunión. Como pecadores, reconocemos que a menudo hemos sido desobedientes al Señor de la iglesia. Con la ayuda de Dios, resolvemos guardar nuestra herencia de fe y transmitirla intacta, integralmente.
 
Esta plenitud de fe es necesaria tanto para la renovación anglicana como para la proclama eficaz de las Buenas Noticias de Jesucristo en el poder del Espíritu Santo.
 
Invitamos a todos los anglicanos (y cristianos de otras denominaciones) a unirse a nosotros, afirmando que esta declaración contiene lo esencial de la fe para el discipulado y la práctica cristiana para nuestros días.
 
En esta declaración creemos estar insistiendo solamente en aquello que es genuinamente esencial. En cuanto a lo no esencial, debemos pedir la gracia del Señor para reconocer y respetar esa libertad de otros que ha caracterizado tradicionalmente a nuestra herencia anglicana.
 
Los Treinta y Nueve Artículos de Religión:
Los Treinta y Nueve Artículos de Religión que expresan la doctrina oficial de la Iglesia Anglicana, fueron preparados en su forma actual en el año 1571. Los Artículos no son un compendio pleno o sistemático de creencias sino una declaración de la doctrina de los reformadores sobre algunos de los puntos principales que fueron discutidos en aquel tiempo. Su propósito fue la unidad de la iglesia Anglicana evitando el exceso de diversidad y fortaleciendo el común acuerdo sobre la religión verdadera.
 
 Los Artículos pueden resumirse bajo los siguientes grupos:
Artículo 1-5: El Dios Trino
Artículo 6- 8: La Autoridad Suprema de la Fe.
Artículo 9-18: El Pecado y la Salvación
Artículo 19-36: La Iglesia, el Ministerio y los Sacramentos.
Artículo 37-39: La Ciudadanía.:
 
Cuando, hace cinco siglos, la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia de Roma se separaron administrativamente, la Iglesia Anglicana emprendió varias reformas, que dicha iglesia afirma que se llevaron a cabo sin romper con la fe y prácticas católicas y la sucesión del Ministerio Apostólico, en contraste con las iglesias reformadas del continente de Europa.
 
El Libro de Oración Común
En el tiempo de la reforma inglesa los libros de culto se tradujeron del latín al inglés. Algunos de los oficios fueron combinados y editados; otros resultaron acortados y simplificados. El producto fue el Libro de Oración Común, publicado en 1549. Todos los libros de oración más recientes, incluyendo el de México hoy día, son revisiones del libro original. Sectores de la Iglesia Anglicana de México están trabajando en la creación de una auténtica liturgia anglicana mexicana, que incorpore ritos y ceremonias litúrgicas propias de la religiosidad popular mexicana. Se hacen revisiones frecuentes que responden a la realidad actual, conservando los principios del culto anglicano. El culto de la Iglesia Anglicana es flexible.
 
La Iglesia Anglicana está presente en todas partes del mundo como una fraternidad de iglesias. Se calcula que existen unos 70 millones de anglicanos en los cinco continentes. No tiene una máxima autoridad humana, sino que cada Provincia es autónoma.
 
La Comunión Anglicana está compuesta por 38 Provincias, todas autónomas, abarcando unos 160 países. Cada provincia cuenta con su arzobispo o obispo presidente, luego los demás ministros (presbíteros, diáconos etc). Así por ejemplo la Provincia del Cono Sur abarca las diócesis de Perú, Bolivia, Argentina (Norte-Sur) Chile, Uruguay y Paraguay, y tiene su obispo primado actualmente en Buenos Aires, Argentina. La Provincia elige un nuevo obispo presidente o primado cada 5 años y preside las reuniones de la Provincia.
 
El arzobispado de Canterbury, Inglaterra es históricamente el más antiguo de todos ya que en Canterbury el primer obispo de los Ingleses fue nombrado por el papa Gregorio c. 600 D.C.
 
El arzobispo de Canterbury preside la Conferencia de Lambeth, Concilio o sínodo máximo de la Iglesia Anglicana reunida cada diez años. El arzobispo actual es primero entre pares. La mayoría de los Anglicanos son actualmente de raza negra, su lengua materna no es el inglés y están en el tercer mundo.
 
¿Por qué se casan los ministros Anglicanos? Porque el celibato sacerdotal es un asunto de disciplina eclesiástica y no de doctrina ni bíblica ni de revelación alguna. Por esto es que los sacerdotes se puedan casar o no y esto es asunto de cada Iglesia local y de cada quien según le convenga a su vida espiritual.
 
En la Iglesia Anglicana de México tenemos mujeres sacerdotes y diáconas y, aunque todavía no se ha electo a una mujer para ser Obispo, nuestra ley canónica contempla esa posibilidad pues declara que las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres.
 
Los Sacramentos son actos externos y visibles otorgados por Cristo para darnos gracia interna y espiritual. Esta gracia perdona nuestros pecados, ilumina nuestra mente, conmueve nuestro corazón y nos fortalece. Los dos grandes Sacramentos (ordenados por Cristo mismo) son:
 
El Santo Bautismo: nos hacemos hijos de Dios y miembros de la Iglesia. La Santa Eucaristía (Comunión): es la celebración del memorial (recuerdo) perpetuo de la vida, muerte y resurrección de Jesús.
 
Los otros Sacramentos (tradicionales) son ritos sacramentales guiados por el Espíritu Santo y representan el amor de Dios hacia nosotros en los instantes más importantes de nuestra vida.
 
La Confirmación es cuando nos entregamos a Cristo, reafirmamos nuestros votos bautismales y recibimos la fortaleza del Espíritu Santo. La Ordenación es una bendición especial que da Autoridad Eclesiástica y Gracia Espiritual a ciertos cristianos al hacerse Obispos, sacerdotes y diáconos de la Iglesia. El Santo Matrimonio es el enlace cristiano bendecido por Dios para ayudar a cumplir con los votos matrimoniales. La Reconciliación de un penitente es un medio por el cual la persona arrepentida confiesa sus pecados a Dios ante un sacerdote y recibe palabras de perdón. La Unción de los Enfermos nos ayuda a sentir ese amor y la presencia de Dios reanimándonos y confortando nuestro espíritu, mente y cuerpo.
 
La Iglesia Anglicana conserva un balance entre el Evangelio y la Tradición por un lado, con el uso de la RAZON por el otro.
 
La libertad de investigación, el restablecimiento de la fe cristiana y la incorporación de  las verdades científicas son posibles en medio de las fuertes controversias fundamentales del presente. La Iglesia Anglicana ha aceptado la teoría de la evolución como el período de origen del ser humano y también los otros nuevos descubrimientos científicos sin perturbar la creencia central.

Tanto en la libertad de investigación como en la crítica bíblica, la posición de la Iglesia Anglicana ha sido amplia y ha dejado entre sus miembros un lugar para el pensamiento científico y humanista con un énfasis católico y evangélico.