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Discurso en redes sociales - Alto a la violencia de género en internet

Logos de distintas redes sociales y perfil de mujer.

Por Ricardo Bucio Mújica*

El próximo 8 de marzo celebramos el Día Internacional de la Mujer o Día Internacional  de la Mujer Trabajadora, aquella que lucha porque se reconozcan sus derechos e igualdad de género, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona. Bajo este panorama de reconocimiento y equidad, es pertinente reflexionar sobre los alcances que puede tener el discurso violento que nutre las redes sociales.

¿Qué tan dura puede ser una palabra, un adjetivo que impone la desvalorización de una persona? Más de lo que creemos.

La violencia de género no sólo se ejerce a través de la fuerza física, sino también de forma verbal o escrita. Hay vocablos que contribuyen al detrimento de la sociedad en general y recuerdan que aún faltan cosas por hacer para lograr la erradicación del machismo y la misoginia.

Datos de la Encuesta Nacional sobre Discriminación en México 2010, revelan que 24.4% de las personas entrevistadas dicen que no se respetan los derechos de las mujeres. Ocho de cada diez personas a nivel nacional opinan que a la mujer no se le debe de pegar, y sin embargo 95% de la población cree que la violencia física hacia la mujer sí se presenta. Casi 15% de los jóvenes justifica la violencia de género, principalmente por infidelidad. El mismo porcentaje de las considera que el gobierno no debería intervenir cuando un marido maltrata a su mujer por ser un asunto privado.

A la mujer se le juzga por su apariencia física y por cómo ejerce su sexualidad. Le llueve una serie de epítetos que van desde prostituta, puta, loca, aventurera, zorra, mujerzuela, mujer pública hasta aventurera.

Contra la misoginia viral

El lenguaje de la discriminación se alimenta de la carne y de la sangre de las personas colocadas históricamente en situación de vulnerabilidad. Como refiere Héctor Islas Azaïs, especialista en filosofía del lenguaje, “las palabras importan no tanto por lo que hacen sino por lo que nos hacen”.

En la actualidad, Internet se ha vuelto uno de los medios de comunicación más utilizados en México y en todo el mundo. El uso de esta tecnología ha permitido vencer las barreras de comunicación. Sin embargo, también se ha convertido en una vía para ejercer la discriminación. “El discurso de odio, cubre todas las formas de expresión que difunden, incitan, promueven o justifican el odio racial, la xenofobia, el antisemitismo u otras formas de odio basadas en la intolerancia”, define el Consejo de Europa.

En 2012, Conapred dio a conocer los resultados del ejercicio denominado Tweetbalas: palabras que hieren a México, y los hashtags con más menciones fueron: #indio, #puto, #naco, #zorra, #eresputo, #bitch, entre otros epítetos ofensivos.

Después de que se viralizan los hashtags que relacionan la preferencia sexual, la falta de buen gusto o de recursos económicos con la apariencia física, surgen voces indignadas que exigen frenar esas expresiones; sin embargo, esa reprobación no se materializa en un rechazo social concreto que pare su reproducción. Incluso, cuando se detecta esta situación en redes sociales, se cree que las expresiones de personajes públicos o contenidos vertidos en los medios de comunicación son inofensivas y que se trata sólo de expresiones características del humor negro del mexicano, sin consecuencias reales para la vida de las personas.

¿Qué hacer ante la avalancha de palabras que acentúan la discriminación hacia la mujer?, ¿cómo vamos a solucionar un problema que cada vez crece más?, ¿cómo podemos contribuir a que la violencia contra la mujer no continúe inundando a las redes sociales?

El gran reto al que nos enfrentamos es aceptar que en México existe este problema. Necesitamos dar información y brindar educación suficiente para que las personas puedan entender que hay consecuencias graves en la vida de las personas que, sistemáticamente, son discriminadas y objeto de discursos de odio disfrazados de humor, estandarizados e, incluso, justificados con el pretexto de que se ejerce la libertad de expresión.

Sin deterioro alguno a la libertad de expresión y atendiendo el efecto de las nuevas tecnologías de comunicación, el Estado Mexicano implementará una campaña que busque evitar cualquier tipo de odio o xenofobia en los distintos medios electrónicos. México, como Estado observador del Consejo de Europa, se sumará a la fuerte campaña contra el discurso de odio en los medios de comunicación.

La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), ratificada en México en 1981, establece la obligación de los Estados partes de adoptar medidas para modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres a fin de alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias, basadas en la idea de inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos en funciones estereotipadas de hombres y mujeres.

En otras observaciones, ese Comité también ha señalado que la creación de estereotipos sobre la mujer en diferentes situaciones limita aspectos políticos y sociales de su vida, por ello es importante alentar a los medios de comunicación para que contribuyan a acabar con los estereotipaos de mujeres basados en el género, junto con las prácticas tradicionales y consuetudinarias que puedan tener efectos nocivos, particularmente para las mujeres adultas, indígenas, migrantes o personas con discapacidad; en todos los aspectos de sus vidas, incluidas sus relaciones familiares, sus funciones en la comunidad, y que además pueden resultar en violencia física y abusos psicológicos, verbales y financieros.

Rui Gomes, jefe del departamento Juvenil del Consejo de Europa,                         considera que los y las jóvenes que utilizan las redes sociales en ocasiones son reclutados de grupos de odio y que muchas veces reproducen los adjetivos sin percatarse de que con ello fomentan la violencia en las redes sociales, como la misoginia. También considera que las medidas de protección de páginas como Facebook y Twitter no son suficientes: “Nos abstenemos de proponerles algo, porque sabemos que en este momento es una comunidad que trabaja bajo la autorregulación. En muchos casos han colaborado con nosotros, pero no estamos totalmente felices con la forma en que tratan el tema”, asegura.

Este 2014, nuestro país se unirá a la campaña internacional del Movimiento contra el Discurso de Odio. Por su contribución a la cultura democrática, será una campaña nacional inédita sin precedentes.

Lograr un México incluyente, comprendido como una sociedad de derechos, es permitir que las mujeres accedan a todos los derechos en igualdad de condiciones, lejos de la discriminación y la violencia.

*Presidente del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.