Sabemos que existen múltiples formas en que las y los adolescentes se discriminan entre sí, como, por ejemplo, al etiquetarse con sobrenombres: “el gordo”, “la cuatro ojos”, “el nerd” o “la negra”. Además de los apodos, con frecuencia cometen agresiones, malos tratos y humillación. ¿Es esto discriminación? Sin duda.