La vida en grandes zonas metropolitanas tiene particularidades que no necesariamente están presentes en otros escenarios. La forma en que las personas interactúan y conforman los tejidos sociales en ámbitos como la familia, la escuela, las instituciones del Estado dejan ver qué lugar ocupan ciertos valores constitutivos de la democracia, como el principio de igualdad y no discriminación.
Las personas trabajadoras del hogar han buscado un legítimo reconocimiento como personas trabajadoras, es decir, como personas que deben tener derechos formalmente reconocidos y respetados en la práctica, tal y como sucede en otros ámbitos laborales. Este colectivo quiere y reclama, con justicia, igualdad de derechos.
Cualesquiera que sean los motivos o la condición de la migración o el país de origen de quienes deciden o se ven empujados a salir de su país para residir en otro o la calidad migratoria que les adjudica o cualquier otro acto asociado con esta manifestación social, económica y cultural no son razones válidas para hacer a un lado …
Nuestras sociedades producen discursos y realidades basados en una visión de responsabilidad individual y del ámbito privado, fundamentados en una visión predominantemente médica y asistencial, así como en el supuesto erróneo de que hay personas “normales” y “anormales”. Todo esto legitima la segregación, etiquetamiento, exclusión y desacreditación de un grupo de la población.
El paso del tiempo afecta las habilidades y capacidades de todas las personas; sin embargo, asumir a priori que una persona es inútil, incapaz o enferma debido a su edad es una práctica injustificable desde cualquier punto de vista razonable, sobre todo cuando se trata de recibir lo que toda persona merece en su dignidad.
Las niñas, niños y adolescentes son un grupo poblacional que históricamente ha sido tutelado por la autoridad de los padres o por el Estado a partir de la idea de que son personas incapaces de tomar decisiones. Esta limitante frente a las personas adultas ha ubicado a las niñas y los niños como parte de los sectores de la población …
Los prejuicios contra las mujeres están presentes y tienen consecuencias en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Un gran porcentaje de ellas es víctima de la violencia intrafamiliar, de la exclusión educativa, del desempleo, de la trata de personas y de la explotación sexual comercial, entre otros fenómenos.
Una persona joven con poca o nula educación, con escasas oportunidades de acceder a empleos o con sus derechos políticos constantemente obstaculizados enfrentará dificultades para entender la vida social e integrarse en ella porque se sentirá desde el principio marginada, rechazada o incluso criminalizada sin razón.
Hombres y mujeres homosexuales, lesbianas y bisexuales viven hoy de manera más visible y con mayor participación pública; sin embargo, aún enfrentan muchos problemas por su preferencia sexual distinta a la de la mayoría de la población. La discriminación contra este grupo abarca ámbitos como el educativo, el familiar, el laboral, el de salud, el legal, el político y el …
La discriminación por motivos religiosos es grave, ya que afecta a la persona en sus convicciones más íntimas y trascendentes. Discriminar empobrece; esperamos que los resultados de la Enadis 2010 ayuden a toda la sociedad a comprender mejor este fenómeno para enfrentarlo y buscar que en México todas las personas puedan ejercer libremente sus derechos, sin que se vean afectadas …