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2010 - 095. En el 150 aniversario de la libertad de culto, Conapred y líderes de iglesias coinciden en la necesidad de garantizar este derecho

En el 150 aniversario de la libertad de culto, Conapred y líderes de iglesias coinciden en la necesidad de garantizar este derecho
 
Boletín de prensa 095/2010
México D.F., 6 de diciembre de 2010
 
La libertad de culto en México, celebrada este 4 de diciembre, es un elemento fundamental para la igualdad, el respeto a la diversidad y el enriquecimiento cultural de nuestro país.
 
México, al abrirse a la diversidad religiosa, dio un paso importante en su desarrollo buscando consolidar la identidad nacional en su propia historia y no al amparo de una sola confesión religiosa.
 
El decreto de 1860 significó ese primer paso formal que permitió a los mexicanos practicar una fe distinta a la católica y, a los extranjeros residentes, poder mantener y practicar su religión. México inició así un lento camino hacia la verdadera libertad religiosa, además, con ello el Estado adoptó la laicidad como una medida para integrar la diversidad.
 
Hoy, a 150 años de aquel 4 de diciembre en Veracruz cuando el entonces presidente Benito Juárez decretó la libertad de culto, es importante recordar el derecho de las personas a creer y practicar la religión que responda a sus intereses y convicciones.
 
La religión es reconocida como un derecho humano fundamental. La Declaración Universal de los Derechos Humanos expresa en su artículo 18 que:
 
"Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia".
 
Al hacerlo valer, se garantiza un espacio social de convivencia donde todas las personas ejercen sus derechos sin sufrir discriminación, marginación o trato desigual, pues las convicciones religiosas no sólo son un asunto de ideas y pensamientos sino que pueden convertirse en ejes rectores de la vida.
 
A lo largo de la historia, se pueden recordar los testimonios de las personas que en aras de defender su religión fueron capaces de entregar su vida. Sin embargo, las mismas convicciones religiosas han servido para justificar guerras y crímenes atroces. No hay duda de que la religión exalta pasiones y ha sido ámbito propicio para la violencia, intolerancia o rechazo.
 
En el espacio público cobra mucha importancia el ejercicio del derecho a  la No Discriminación cuando se trata de respeto a todas las prácticas religiosas. La tolerancia se convierte en una actitud de mucho valor, debido a que requiere aceptar el derecho de los otros a tener sus propias creencias, no sólo en términos de diferencia, como ocurre con otras modalidades de tolerancia, sino pese a las ideas hegemónicas prevalecientes que tienden a descalificar o considerar equivocados a quienes no comparten las creencias de la mayoría.
 
Las personas que tienen una religión diferente no es que tengan una raza, sexo, preferencia sexual, edad, discapacidad u otra condición, sino que tienen una visión distinta del sentido último de la vida misma.
 
La diversidad religiosa en el mundo ha ayudado a la reflexión de los mismos grupos religiosos para comprender la complejidad del mundo espiritual. El Dalai Lama expresó que "Hay enseñanzas como la felicidad, el amor, la tolerancia y la compasión que son comunes a todas las religiones. La educación, en todo caso, ha de ser secular. No debe ser religiosa para que, así, pueda unir a personas de diferentes religiones". Y en su visita a México en 2004 en un encuentro ecuménico expresó "es útil que haya diversas religiones".
 
México es ya un país con diversidad religiosa. El catolicismo sigue siendo mayoría, ya que este país es el segundo con más católicos en el mundo, sólo después de Brasil. Pero el crecimiento de diversas Iglesias cristianas, la mayoría evangélicas y pentecostales, es ya un fenómeno indiscutible. A esto se suma que México es también el segundo país con más testigos de Jehová y el segundo con más mormones, en ambos casos detrás de Estados Unidos. México es un país diverso pero dentro del gran mundo del cristianismo.
 
La diversidad religiosa en México incluye, aunque en forma muy minoritaria, a las otras grandes tradiciones religiosas mundiales como son el judaísmo, el islam, el hinduismo y el budismo. Esta diversidad, lejos de atentar contra la cultura y la identidad mexicana, la ha enriquecido. Todos estos grupos, los cristianos no católicos, y las minorías de las grandes tradiciones religiosas, han encontrado su propia manera de ser mexicanos. La intolerancia hacia estas maneras de vivir y concebir el mundo sólo limitan la pluralidad y, por ende, a la democracia. La intolerancia mutila y empobrece y en el caso del ámbito religioso, se vuelve un grave impedimento para conocer otras formas de entender el mundo que, a muchas personas, les responden las preguntas fundamentales de la existencia.
 
En México persiste la intolerancia religiosa que se traduce en discriminación hacia los creyentes de diversas religiones. El caso más frecuente se da en el medio rural donde comunidades, muchas de ellas indígenas, no toleran a las personas, familias o grupos que cambian de religión. Se propicia un resquebrajamiento de la comunidad argumentando, sin criterios racionales, los usos y costumbres. Empero, la libertad religiosa es un derecho humano que no puede supeditarse a las costumbres. Los actos de intolerancia pueden ser desde el simple hostigamiento hasta la expulsión de los disidentes. Estos casos son más frecuentes en estados como Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Hidalgo y Veracruz.
 
La discriminación también ocurre en ámbitos como el escolar donde niñas y niños llegan a ser castigados o expulsados por no participar en actividades como los honores a la bandera, altares de muerto o las fiestas navideñas. Los Testigos de Jehová no rinden culto a ningún símbolo y, tanto niñas como niños que practican esta creencia religiosa, han llegado a ser marginados y excluidos por no participar en los honores a la bandera. El respeto a los símbolos patrios es un valor muy arraigado en la cultura mexicana, pero debe prevalecer el derecho a la libertad de culto y a la educación.
 
La tolerancia religiosa es un estadio valioso para la convivencia entre los grupos religiosos. Hay que recordar que fue en el campo religioso donde se acuñó el término de ecumenismo para definir esa labor conjunta que pueden realizar los grupos religiosos colaborando entre sí por la casa común, la casa en que todos quepan y no sólo se contengan, sino que se respeten y se apoyen.
 
Para poder gozar de una democracia plena, Conapred destaca que es fundamental que cada persona se sienta libre y segura de poder ejercer sus derechos y realizar sus planes de vida de acuerdo con sus creencias, convicciones e intereses. De prevalecer la intolerancia religiosa, rechazo a la diversidad y negación de derechos será imposible evitar la fragmentación social, marginación, desigualdad y discriminación. El respeto a la libertad de culto es un derecho consagrado que así como cada persona lo exige, también lo debe respetar y hacer valer para todas y todos.